jueves, 16 de febrero de 2012

Ellos también quieren irse

Hay un grupo en facebook que dice "Si acabas la carrera en España tienes 3 salidas: por aire, por mar y por tierra" y es la pura verdad.

Una vez acabas la carrera tienes dos opciones: la primera seguir estudiando un máster u otra carrera o idiomas mientras intentas encontrar trabajo tirando currículums a diestro y siniestro, y que como mucho (y con suerte), te ofrezcan algún puesto de becario haciendo más horas que nadie y cobrando, también, menos que nadie.

La segunda opción es irte al extranjero. Un futuro mejor. Pero en esta opción son varios los factores que influyen. 

El primero la economía. Si tus padres no se han visto afectados por la crisis o, simplemente, siempre han tenido muchos recursos económicos, irte al extranjero es la mejor opción, sobre todo con la tranquilidad que te aporta irte desde España con alojamiento y trabajo conseguido a base de dinero o de enchufes. 


Pero como todos sabemos, la economía no está en estos momentos como para que todo el mundo pueda permitirse esta opción. E irte al extranjero gastándote tus pocos ahorros en el billete y sin trabajo en un país cuyo idioma no dominas asusta. Aun así, muchos se arriesgan y se enfrentan a sus padres por ese sueño.

La clase media no entiende que haya vivido por y para pagarles una carrera a sus hijos, y que ellos prefieran irse al extranjero para trabajar de cualquier cosa, antes que quedarse en su país a intentar conseguir un trabajo de lo suyo. De aquello que han soñado ser toda su vida.

Pero muchos se arriesgan. A algunos les sale bien y a otros no, pero todos vuelven con los idiomas mejorados. Factor que en el mercado de trabajo actual es muy importante, por eso todo quien puede lo hace.

Pero no podemos olvidar que hay quién no puede, que hay quién tiene que empezar a ayudar a sus padres, que están con 50 años afectados por el ERE de la empresa de turno, por los recortes del estado, o que se han visto obligados a cerrar su pequeña empresa de toda la vida por la crisis. 

Ellos también quisieran irse, echarse la manta a la cabeza y empezar de nuevo. Porque tienen sueños pero también responsabilidades. Sobre todo los hermanos mayores que no pueden negarle a su hermano pequeño el sueño de estudiar una carrera universitaria. 

De estos no hablan los medios, se hartan de hablar de como los jóvenes se van al extranjero, de la fuga de cerebros, pero no hablan de aquellos que quisieran irse y simplemente no pueden hacerlo. Aquellos que, con suerte, acabarán trabajando de cualquier cosa en su país renunciando a sus sueños por ayudar a su familia a seguir adelante.

Y son estos jóvenes los que acabaran sacando el país adelante. Pero es más fácil no hablar de ellos. No admitir que existe una generación de jóvenes que ha tenido que volver a su pueblo,  renunciar a sus sueños, por hacer ese esfuerzo del que tanto hablan los políticos.

Puede que ese esfuerzo les cueste sus sueños de toda la vida. 

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